Lamento por los sueños de la oscuridad v 2.0

Aquí en el Fede’s Blog of Doom lo que nos interesa es que usted se la pase bien. Es verdad que a veces nuestros autores atienden de manera más formal al detalle de “perdición” al cual nuestro blog alude graciosamente; sin embargo, dada la retroalimentación recibida en la entrada anterior; el “A team” ha considerado prudente la reevaluación de la historia tratada previamente.

Sin más, los dejamos con la versión más festiva y con menos cortes de “Lamento por los sueños de la oscuridad”.

Sí… era de noche. Una oscura y fría noche más; como había sido desde cientos de años atrás. Las paredes del castillo ahora solo retumbaban con el ensordecer sonido del silencio. Pero el espíritu festivo es necesario incluso para una eternidad de condenado aislamiento.

El esplendor olvidado de los inmensos cuartos y pasillos de la antigua residencia eran el escenario ideal para la orquesta de fantasmas. Con las vacías botellas de coñac y el aroma de una cava llena de vinos que nadie consumiría jamás; el gran salón se encendió con las luces y canciones de las almas olvidadas. Al son de la sofisticada disonancia de sus irreverentes murmullos, la pista de baile era iluminada por el aura de sus fuegos fatuos.

Nada les importaba y así estaba bien; porque realmente ya no había razón para preocuparse. Burlándose de su propio y maldito destino, los pálidos invitados vestían graciosos gorros de fiesta al tiempo que soplaban una y otra vez de sus coloridos espanta suegras. Y así, la fiesta seguiría por toda la eternidad; hasta que nadie recordara ya su interminable maldición.

Como un extraño metrónomo el antiguo reloj dorado marcaba sin falta cada segundo de la eterna velada. Dando vueltas sin más sentido que el del infinito, el viejo artefacto les recordaba a sus translúcidos huéspedes la hora en que su tormento había comenzado. Pero los violines seguían tocando al tiempo que los trombones y trompetas intentaban ahogar el punzante sonido de las maliciosas campanadas.

Pero entre risas, chistes y llanto; había una linda dama que se rehusaba a festejar la inevitabilidad de su destino. Encerrada entra la vida y la muerte, ella existía solo para mantener el hermoso jardín de rosas que crecía cerca de la fuente. Y las rosas… todas bañadas en la sangre de inocentes… solo existían para alimentar su alterado apetito.

Mientras veía su opaca y gris piel, ella intentaba recordar la razón de su martirio. El origen de su penitencia. Pero había pasado tanto tiempo ya… que ni siquiera las arruinadas paredes de su alcoba tenían memoria de lo sucedido. Por ello, con sus mismas lágrimas de sangre, ella regaba ese jardín todos los días con la única intención de recordar lo que antes sentía al llorar.

Ok… leyendo la segunda versión me doy cuenta que falle rotundamente.

Se los juró que intente darle un sentido menos “serio” al cuento anterior; pero cuando comencé a escribir esta historia desde un nuevo enfoque no pude evitar el perderme en lo que desde la primera vez quería expresar.

Definitivamente es más festivo…

Y tiene gorritos y espantasuegras…

Y es mucho más claro (o sea… menos críptico)

Por lo tanto creo que no fracase del todo. Ya ustedes serán los jueces…

Pero sí aún así se sienten ofendidos por mi pretensión literaria, no se preocupen; pues pronto tendemos un poco más de fiesta y un poco menos de Doom en las entradas que están por venir.

“Seguro que sí”