El valor del queso

Así es… todo tiene un valor por más mínimo que sea. Tras reflexionar sobre la triste (muy triste… tristísima) actitud de mi compañera de sangre y sus diversos actos de irracional negatividad ante mi persona he decidido tomar cartas en el asunto.

Ahora, les parecerá irónico que bajo la premisa de conductas reprochables ella se haya hecho acreedora a todo un post sobre su graciosa pero a veces delictiva persona. No traten de explicarlo, es simplemente otra de las extrañas particularidades de la vida humana.

También sonara extraño que a veces me refiero a usted por “usted” y arbitrariamente y sin motivo alguno también le dirijo estas palabras con el más personal (pero no menos emotivo) “tú”. Bueno, eso tampoco tiene una explicación apropiada.

Pero ya hablando en serio, la joven Robot Rosa es una finísima persona; a pesar de su indiscriminada utilización de la palabra trago y ese particular episodio en el cine de “yo sé de cultura… [detalle omitido]”. Aún así hay veces que es preciso recordar que todos nuestros actos tienen consecuencias. La mayoría de las veces no inmediatas.

Hoy quiero dedicarle este clásico sketch a la herma-monstro; porque como ya es bien sabido, ella no vale queso. Y no solo no vale queso gruyer; no vale ningún tipo de queso. Pero ah…. ¡La vida! A veces la solo existencia del queso es suficiente para evocar el valor de la misma existencia del hombre. Y creo que esto lo ejemplifica bien:

Por eso, ten (o tenga usted) cuidado… porque el queso es más valuado de lo normalmente pensaríamos…

P.D. Le dije que lo intentaría mademoiselle Electro Pop, faltan 2. Todavía no prometo nada.