Eran las
seis de la mañana,
Y la muerte
ya estaba ocupada.
Decían que ya
eran 7 billones,
Mientras ella
contaba angustiada.
“¡Ahora sí
que estoy atrasada!”
Repetía
mientras recorría los panteones,
“Tal vez
sea hora de otra gran plaga”
Pensaba
mientras cargaba muertos en cajones
“¿Pero cómo
puede haber tantos?”
Cavilaba
mientras rascaba su cabeza.
“Si ni a los
diez dígitos llegábamos,
Apenas hace
treinta décadas”.
“Debí
haberlo adivinado”,
Se repetía
con tristeza.
“Ese Thomas
Robert Malthus,
Estaba más
que alucinado”
“¡Y ahora
ni como detenerlos!”
Decía la
tilica ya un poco más ofuscada,
“Con el cuento
del desarrollo sostenible,
Van a hacer
hasta las piedras comestibles”
Al príncipe
de las tinieblas,
Le pidió la
muerte un asistente.
Pero en los
nueve círculos del infierno,
Nadie
quería llevarse las almas de la gente.
“¿Qué hago
con todas estas?”
Preguntaba
ansiosa la muerte
“En el
abismo ya no hay espacio,
Para más
almas inertes”
“El cielo
también está lleno”
Le
explicaban los ángeles a la muerte,
“¿Y si los
dejas vivir?
La verdad
que ni es tanta gente”
Seguía la huesuda
pensando
De cómo el
otro mundo estaba ya saturado
Entonces ¡Eureka!,
se dio cuenta
Que su
trabajo había terminado
“Los cielos
e infiernos están llenos,
Porque ya
todas las almas han sido procesadas
Lo que
queda allá abajo en la tierra
Son puros
cuerpos ahogados en la nada“
“Eso
explica todo”,
Decía
confiada la reina muerte,
“Con razón
cuando me los llevaba
Se sentía diferente”
“Tal vez simplemente
se acabaron las almas”
Pensaba la
parca recostada en su hamaca.
“Ahora no
me queda más que llevármelo con mucha, mucha calma”
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