Tuesday, November 8, 2011

La selva, la noche y la luna.


Imagina una selva, una noche, una luna. Imagina un río cargado, fluido, ruidoso; pero no violento. Imagina esa selva, esa noche, esa luna reflejadas en el río.

El reflejo se mueve al igual que la selva, que la noche y que la luna. A ellas las mueve el viento y a él, el río. La selva existe sin la noche y sin la luna. La noche existe sin la selva. La luna puede que ni siquiera exista. El río, sin embargo, sigue; pero sin la selva, sin la noche y sin la luna el reflejo se pierde y se vacía.

Imagina el ruido que hace el flujo del agua sobre las rocas. Imagina al torrente intentar destruirse para producir el sonido de agua en movimiento. Imagina las rocas cuyas redondas formas son fruto de ese tremendo esfuerzo.

Ese ruido destruye el silencio y cambia la selva y la noche; pero no la luna. El río destruye en los bordes el reflejo pero deja intacto el centro de su tenue espejo. El sonido viaja y se escapa en cuanto puede. El reflejo sigue móvil e intacto. La selva, la noche y la luna también.

Imagina la angustia del río, la banalidad del reflejo, la pesadez de la selva, la ilegibilidad de la noche y la indiferencia de la luna. Imagina que el río, el reflejo, la selva, la noche y la luna son parte del todo, pero entre ellos son y serán siempre nada.

0 comments: