Hoy es de esos domingos en los que desde
temprana hora de la madrugada se comienzan a sentir emociones fuertes, pero muy
vagamente delimitadas. Sentimientos que inquietan y alegran a la vez; que
animan y angustian; que te enfatizan; pero te desvanecen. Reflejos, ilusiones,
sueños, temores, injusticias, ficciones, vacíos, existencia, sentido,
significado… falta de todo, ausencia de nada.
Al final siempre termino escribiendo sobre las
mismas cosas. Sobre la irrelevancia de la vida y su carencia de significado; sobre
la creación de espejismos y los reflejos de nuestras personalidades vacías;
sobre las injusticias de una estructura invisible y la subjetividad del tiempo;
sobre el placer de enamorarse de desconocidos y lo hermoso de la soledad; sobre
la dualidad del silencio y lo tóxico de la indiferencia; sobre lo peligroso de
la inercia y el gran y evidente sentido de la muerte.
Me gusta escribir sobre todo esto para tratar
de expresar la naturalidad de esos sentimientos. Al final la existencia es un
aglutinamiento de pensamientos y percepciones que en muy contadas ocasiones
tienen sentido; pero siempre tienen significación e intencionalidad. Y yo sé
que todo esto puede sonar vacío, triste, incómodo, disruptivo y, a veces,
descorazonador. Decir que la vida es insignificante en la seriedad de una sana
melancolía es inquietante para muchas personas. Es comprensible. Lo
sentimientos suscritos a este tipo de oraciones escriben líneas invisibles que
evocan cierto tipo de desesperación, ciertas tendencias a la nada, ciertos
deseos de perdición… de destrucción.
Sin embargo no hay razón para tener miedo.
La diferencia entre el caos y el vacío es
inmensa, pero su relación sigue siendo estrecha. El vacío total es la ausencia
de caos, es un orden inalterable por la misma falta de elementos perturbadores.
El caos absoluto; sin embargo, es inalcanzable, indescriptible e inexistente. Pero lo inestable de los sentimientos y su leve
pero perceptible desorden interno crea la ilusión de vacuidad individual: la
definición de “inadecuado”.
Esos sentimientos son, sin embargo, tan banales
como la vida misma. El error es pensar que lo “humano” no es suficiente; el tratar
de buscar algo más grande que nuestra propia humanidad. La complejidad de la
existencia, en su extraordinaria mundanidad, es abrumadora y emocionante. Eso;
sin embargo, no le brinda propósito, justificación o verdadero significado. El
otro gran error es pensar que por ello no vale la pena existir… o peor aún, que
no vale la pena decidir en dicha existencia; pues ser y hacer son cosas muy
diferentes.
El decir que la vida es irrelevante y carente
de todo sentido, propósito o significado es tan trivial como el mismo domingo.
La propia aserción se resta importancia al hacerse verdadera. Y a pesar de su
superficialidad y carácter fragmentado, no deja de ser menos cierta.
El temor pude venir de sus sutiles tonos
oscuros. De su invitación al nihilismo o a un hedonismo auto-destructor. De su
aparente apoyo a un relativismo depredador o a una ética sin libertad ni libre
albedrío. Inquieta y tranquiliza por las razones equivocadas; por la mal
interpretación de palabras como destino,
voluntad y responsabilidad.
No deben de tener miedo. No al menos a las revelaciones
de esta naturaleza; pues ahí dónde confunden, desorientan o aíslan; ahí en lo
profundo es dónde su reflexión ayuda a liberar, a desencadenar y a comprender;
dónde comprender es transformar. Estos pasos son pequeños; pero esenciales para
caminar en una vida más orientada hacia una verdadera libertad.
Si algo debería ser aterrador es el afianzarnos
a creencias que aparentemente nos brindan seguridad y propósito mientras
coartan nuestra verdadera flexibilidad humana…
2 comments:
Your Life begins when you leave your comfort zone :D
Muy buen post FEDE!!!
Gracias chaval, chido verte por estos lares :D
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