Hay que animarse, sonreír y disfrutar que la
vida sigue siendo insignificante. Esa es posiblemente la única idea que
podremos concebir de eternidad, la de una perpetuidad carente de sentido. No hay entonces razones para rasgarse las
vestiduras por efímeros detalles, mal interpretaciones del lenguaje y corajes
de emociones inmundas.
Eso sí, hay que mantener cierta compostura;
pues en nuestra absurda híper modernidad no hay mayor pecador que aquellos que
dañan las imágenes. No nos atrevamos jamás a opacar los horizontes prístinos de
una experiencia entendida como sublimación y superficialidad en dualidad
perfecta.
Las traiciones; sin embargo, siguen siendo
detestables; especialmente cuando se perciben como propias. El engaño
individual es la forma más desagradable de ignorancia. Su pecado ético atiende
no solo a una estupidez voluntaria; sino a una permisividad dañina e hipócrita.
La trasgresión es aún más severa cuando esa misma actitud furtiva altera el
orden de nuestra colectividad; alejando y alienando a quiénes, ya de por sí, se
encuentran separados de nosotros por la infinidad de vacíos que dejó el
nacimiento de las jóvenes galaxias. El dolor es individual; pero la insufrible
agonía es colectiva.
Quisiera decir(te) palabras cuya veracidad no
expirara jamás. Desearía que mis ideas fueran inmutables, orgánicas y eternas. Pero
en dado caso, sin ningún tipo de virtud transitoria serían inertes como
aquellos planetas fríos y lejanos que rehúyen la luz de los astros por pena a
evidenciar su mezquindad.
Es egoísta el querer saber quién eres tú para
comprenderme yo. Más el crimen verdadero recae en querer entender el vacío de
tus ojos sin desear cargar con el peso de tu alma, tus dolores y tus etéreas
alegrías.
Callo para enmudecer tus instantes; para no
enturbiar la esencia de tu banalidad. Me apego a sinceridades simples y
mundanas para no robarle al día del placer de hacerte sentir única. Tu
colectividad me es un simple vehículo literario y tu imagen tiene más de cien
rostros y menos de veintiocho nombres. Los tambores de la oscuridad no son más
que una alegoría que coincidentemente genera ecos en la torre de nuestros
silencios compartidos.
El describir aquí la barrera de tu alma como
una figura geométrica bidimensional de colores morados y cristalinos me reduce
a la infantilidad de aquellos poetas que abusan de la hipérbole como yo lo hago
del alcohol. Hay noches que me siento atraído a ti y otras muchas más que me
siento atraído a tu idea.
Las rocas no se encuentran del todo ocupadas y
por ello prefieren descansar. El frenetismo no cansa; pero si agota. No me
gusta terminar un texto, pero faltan ya cinco minutos para media-noche.
2 comments:
Están muy deprimentes tus posts para alguien que verdaderamente cree que la vida es insignificante.
http://gifrific.com/wp-content/uploads/2013/08/Ron-Burgundy-Saying-I-Dont-Believe-You.gif
jajajaaja, excelente gif.
No sé carnavalita, la verdad a mi no me parecen deprimentes, me parecen normales. Pero he de aceptar que no siempre la vida me aprece insignificante; pero me siento mejor cuando así lo entiendo :P
Pero todo esto son juegos también, no olvidemos el valor de un tono literario en las elucidaciones filosoficas.
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