Saludos queridos amigos, conocidos, lectores casuales y anónimos vendedores de viagra. He escrito poco y ustedes lo saben. Por ello les voy a confesar algo: Me siento extraño redactando mis vivencias (las pocas que llevo) sobre este semestre fuera. Sin embargo, lo hago porque sé que ha algunos de ustedes les interesa. Y aunque siento que también tengo que atender la necesidad del lector invisible que pide videos graciosos y prosa carente de finalidad; mi compromiso es con los primeros.
Pues sí… un día desperté en Bilbao. Después de un ligero contratiempo (descrito anteriormente) finalmente arribe a mi destino. Gracias al apoyo de la universidad local tenía reservada una semana entera en las residencias del colegio mayor mientras por mi cuenta comenzaba a buscar “piso”.
Las residencias son cómodas realmente. Amplia habitación, tres comidas al día, salón de música, de juegos, snacks, películas, toallas y cuarto limpio. Pero como todo, tiene sus desventajas. La más importante para mí: su elevada tarifa mensual. Adicionalmente, a mi edad ya empiezas a sentir el clamor de la independencia de forma más latente; de forma que el tener que comer diario a una hora determinada, un menú determinado y bajo un esquema de reglas ligeramente restrictivas; pues no le agregaba puntos al lugar.
Por otro lado se tenía la amena convivencia con una gran cantidad de estudiantes; sin embargo dada la naturaleza del inmueble, la mayoría de ellos eran muy jóvenes para que pudieran cobrar relevancia en mi vida. Con todo ello en mente comencé la búsqueda de una habitación.
Al tiempo que todo esto sucedía comencé de igual forma mis labores en la universidad. Debo decir que en general el ambiente de trabajo era tal como lo esperaba. Un poco más relajado; pero también con mucha más responsabilidad. Otra cosa que me sorprendió también es la gran cantidad y calidad de las máquinas del taller de “mecanizado”. Realmente aquí hay muchas muchas cosas para jugar.
Más que ir a la escuela es como ir al trabajo. A un trabajo tranquilo, técnico y con libertad. Definitivamente me siento más motivado para continuar mi investigación; especialmente por la inmensidad de cosas que hay por aprender. Pero eso no cambia el hecho de que aún tengo la esperanza de perseguir otro “camino”…
En fin. Ha pasado una semana ya desde que llegué. Por fin conseguí un lugar donde quedarme y ahora tengo que abastecerme de cosas necesarias como comida, detergente y pisto (que aquí al parecer es algo que se come). La habitación es lo suficientemente amplia para mi pequeña humanidad, y aunque el departamento en si es un poco viejo, la ubicación y el hecho de que solo comparto el lugar con una chava (a diferencia de compartirlo con otros 5 estudiantes como se presentaba otra opción) fueron algunos de los factores determinantes en su selección. Eso y por supuesto… el internet.
Por ahora es todo lo que les tengo de novedades. La verdad es que con todos los pendientes de instalación no he tenido mucho tiempo de salir a conocer. Pero eso cambiará este fin de semana, ya que si bien ya se me mover perfectamente por la ciudad; no he salido aún en plan de turista loco japonés.
¿Y para tomar? Agua, vino y “gaseosa”.