Saturday, May 16, 2009

¿Quieren que les cuente un cuento?


Hace tiempo no les cuento ninguna historia llena de acción desenfrenada, gnomos violentos y tambores de guerra. Es por ello, que el día de hoy, me puse a revisar mis expedientes de aventuras certificadas y aprobadas por la Federación Internacional de la Aventura con la esperanza de encontrar un relato apropiado para el día de hoy.

A pesar de que encontré una buena cantidad de historias reales, decentes y llenas de intrépida osadía, pronto me di cuenta que tal vez no estarían listos para una dosis tan alta de emoción. Y se los digo como amigo y como doctor; así es que no se lo tomen a mal.

Frustrado por la contrariedad descrita en el párrafo anterior, he decidió contarles un cuento. Así es, un cuento. Yo sé que en nuestra sociedad posmoderna es difícil volver al viejo pasatiempo de la historia ficticia; especialmente porque hoy en día todo lo que “pega” tiene que ver con magos, vampiros, o musicales de preparatoria.

Pero antes las cosas no eran así y de esto se trata éste cuento:

“Antes las cosas no eran así”

Corría una lluviosa tarde en la aguardentosa provincia de “Pueblo Montaña” cuando Pepe… el abuelo, convocó a su pandilla de nietecillos y al amigo incomodo del barrio. El cansado viejecillo les dijo:

-Yo sé que están chavos y se les hace fácil. Yo también fui un peneque como todos ustedes. Sin embargo, aquí me tienen, tirando caña.

Entre ojos desconcertados, el nietecillo menor pregunto:

-¿Tirando caña? ¿Qué es eso abuelito?

-Dícese de tirar caña- Respondió el viejo Pepe.

-A… chido- concluyó el niño.

El abuelo continúo. – Yo no soy de esos que van por la vida recogiendo la caña que otros tiran. Y no quiero que eso les pase a ustedes. Es por ello que hoy tendremos una competencia letal para agudizar su instinto de supervivencia.-

-…ta madre.- susurró el joven que parecía mono de nieve.

-Mira chaval- exclamó el abuelo. – ¿Crees que porque tienes tu pinche sombrero de copa, y tu zanahoria por nariz puedes venir aquí a mi casa a mal viajarte por estupideces?- Y que le sorraja una cachetada en toda su inocua redondez.

Hubo un silencio. Después, la bola de nieve que tenía por cabeza se desplazó rodando lentamente por la duela de la caballa. Uno de los seis había caído.

-¡No te la vas a acabar pinche Pepe!- gritó el mayor de los infantes al momento que desenvainaba (¡¡¡vaina!!! Jijiji) su espada. El anciano, con reflejo veloz, utilizó su bastón marca West Germany para detener el ataque. Acto seguido, con un muñequeo maestro, le propinó un golpazo letal.

Ahora solo quedaban cuatro, de los cuales solo uno de ellos no estaba hundido en un temor paralizador. El niño incomodo explotó en una repentina llamarada de fuego azul. El siniestro ocasionado desmanteló la pared sur de la pequeña casa. Ahora la estructura yacía debilitada.

El abuelo, en tono retador, les dijo. –¡Déjense venir!

Y qué se le dejan caer con todo. La pelea duró seis días y cinco noches. Al final, solo quedaba Pepe, empapado en sangre y licor de manzana. En la soledad de su vacía victoria, dijo las siguientes palabras:

-Eso les pasa por ver tantas pinches películas de vampiros adolecentes y hannas montanas. Se les atrofió el instinto asesino ¡Antes las cosas no eran así!

Y dicho esto, volvió a la cocina y se sirvió un delicioso y mágico plato de Lucky Charms.

Epílogo:

Dos minutos después, la débil casa de Pepe se colapsó ante su propio peso sepultándolo bajo los escombros junto con sus doce cajas de cereal. Una misión de rescate fue programada; sin embargo nunca se encontró su cuerpo.

El día de hoy, una placa conmemorativa erigida en su honor marca el lugar de la tragedia. Actualmente se está financiando la construcción de un casino al otro lado de la calle; pero los vecinos indignados continúan manifestándose para frenar la obra.

2 comments:

Pinkrobot said...

niño mono de nieve?? me suena a "it complete me eluuuudes me" y te atreves a levantar tu dedo acusador contra mi blog :P

por cierto, estoy casi segura de que "sorrajar" no es una palabra

Fede Fiesta said...

El chico "eluuuuuuudes me" sin duda es una de mis más grandes influencias literarias.

Y sorrajar existe y es una hermosa palabra