Monday, October 18, 2010

El trabajo es una maldición que el hombre a convertido en un placer...

Para despertar de este mundo moderno uno debe elogiar la pereza. El perezoso tiene una percepción mucho más aguda de la realidad metafísica de la que tiene el activo. Me atraen las distancias lejanas, el inmenso vacío que proyecto en el mundo. Una sensación de vacuidad crece en mí; infiltra mi cuerpo como un ligero e impalpable fluido. En su avanzar, como una dilación hacia el infinito, percibo la misteriosa presencia del más contradictorio de los sentimientos que haya habitado jamás el alma humana. Estoy a un tiempo feliz y triste, exaltado y deprimido, sobrecogido tanto por el placer como por la desesperación en la más contradictoria de las armonías. Estoy tan alegre y al mismo tiempo tan entristecido que mis lágrimas reflejan al mismo tiempo el cielo y la tierra. Si tan solo fuera por la felicidad de mi tristeza, desearía que no hubiera muerte en esta Tierra.

E. M. Cioran en “La maldición del trabajo”

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