Sunday, August 14, 2011

Escribir en otros lugares

Es un tanto estúpida la necesidad que tengo de escribir “algo” cuando me encuentro en algún lugar fuera de casa. Es un sentimiento que se intenta justificar mediante la idea de que, sin importar el tiempo que lleve aquí, la sola estancia y el cambio de entorno se traducen automáticamente en experiencias con algún tipo de valor.

La verdad es que lo poco o mucho que encuentre en estos parajes tienen que ver con el mismo reflejo de lo que soy o pretendo ser. Todo lo que hay aquí es simplemente un cambio de colores, aromas y desconocidos; dónde mi interior permanece virtualmente intacto.

El escribir el día de hoy en las mesas al exterior del hotel es igual que el haberlo hecho en algún expendio de café o en mi propia casa. Ahora bien, esto no significa que el cambio de ubicación no traiga consigo importantes desarrollos; simplemente que no los trae por si mismo.

El esperar una gran epifanía o repentina iluminación interior por el solo hecho de estar algunos grados centígrados abajo o respirando aire de otros árboles es tan tonto como pensar que un viaje a Europa les abrirá la perspectiva global a esos grupos de quincieñeras burguesas atrapadas en sus búbujas sociales.

Es un poco como aquel turista que cree que entre más fotografías se tome con monumentos locales y más iglesias observe sin pagar un solo centavo ya conoce alguna ciudad. O como aquellos que al leer algún resumen de la vida y obra de algún autor creen conocer sus ideas. O también, porque no decirlo, como esas personas que por tener algún título ya se creen calificados, no solo para desempeñarse profesionalmente, sino para demeritar a los que no tengan una acreditación similar.

En la vida hay procesos meramente instrumentales que nos llevan, muchas veces sin saberlo, a circunstancias que eventualmente influyen de forma concreta en nuestro desarrollo como personas. Es, sin embargo, bastante común el confundir estos procesos con el fin mismo al que estos atienden.

Hoy se nos enseña en las aulas que para obtener un resultado B hay que realizar una acción A, sin que se pasé mucho tiempo expicándonos porqué A produce B o bajo que circunstancias. Y mucho menos de si B es algo deseable o A una acción justificable; pero eso atiende a otra problemática.

La cuestión es que poco a poco nos hemos olvidado que dentro de toda operación de causa y efecto hay una infinidad de cuestiones subyacentes al proceso que permiten y explican el porqué se dan las cosas. Ignoramos lo que es verdaderamente importante en nuestra empresa por mejoramiento personal, intelectual, espiritual y humano. La literatura que pretende explicar esto no es más que un montón de lugares comunes que explican contextos y soluciones inadecuadas por ser terriblemente específicas.

No es sorprendente entonces observar como “la superación personal” o la literatura “motivacional” es tan solo una lista de pasos y recetas que en algún momento le funcionaron a alguien en algún lugar; pero que en términos explicativos carece de todo sentido, provecho y justificación.

En fin... cosas como estás a veces resultan de escribir en otros lugares.

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