Sunday, March 14, 2010

Cuestión de principios

Hace algunos años, cuando era más joven, realmente estaba seguro de que la naturaleza humana era intrínsecamente malvada. En mi limitado panorama no había ninguna prueba que contradijera el hecho de que somos una raza egoísta y destructiva.

Sin embargo, ahora pienso diferente. Lo extraño es que realmente aún sigo sin tener alguna evidencia clara de que no venimos maleados de fábrica. Aún así los años me han enseñado a dudar y cuestionar cualquier cosa, por más obvia o evidente que parezca. El problema de la naturaleza humana y su pre-disposición al bien o al mal es un tema demasiado complejo para ser abordado en menos de 1000 palabras. La misma definición del bien o el mal, o la moralidad o amoralidad de nuestros actos es ya en sí una cuestión problemática. Independientemente si se tome una postura relativista o un enfoque más conservador sobre los valores nucleares de nuestra sociedad, es preciso darnos cuenta que el dilema es complicado; pero siempre relevante.

Esa es la parte clave de todo esto. La cuestión ética es algo que normalmente dejamos de lado. Muy pocos tienen algún tipo de código o estándares de principios morales con respecto a la vida en general. La mayoría de las veces vamos por ahí con nuestra vaga noción sobre el bien y el mal poniendo todo en un balance con métricas no del todo claras. Y para muchos casos, esto es suficiente.

Pero lamentablemente hay ocasiones en las que no solo es insuficiente; sino que esa carencia de postura moral; esa, a veces necesaria, apatía ética y falta de opinión; nos llevan por un camino cuya pendiente rápidamente acelera nuestra caída en el precipicio de la verdadera maldad. Y es difícil darte cuenta cuando no pones atención por dónde vas caminado. Cuando en vez de encender las luces de la habitación prefieres caminar a oscuras para no molestar a nadie.

Y así es como un día eres un soldado siguiendo órdenes y al otro el autor de una masacre de civiles. Un día eres el fundador de una gran empresa multinacional y al otro eres buscado por fraudes millonarios y malas prácticas de contabilidad. Así es como te conviertes de un líder político a un genocida; de un guardia de seguridad a un inspector de cámaras de gas; de un estratega militar a un enemigo de la libertad de las naciones; de un médico honrado en un cómplice de la muerte de personas “aseguradas”.

En el mundo real no hay héroes ni villanos; solo personas que bajo circunstancias excepcionales tomaron la decisión correcta o equivocada. Gente común y corriente que en determinado momento se enfrentaron con una responsabilidad en la cual era necesaria la brújula moral. La gente no es intrínsecamente mala; pero si intrínsecamente ignorante.

¿Y qué hay de nosotros? ¿Qué hay de ti? ¿En qué crees? ¿Cuáles son tus principios y hasta donde llegarías para defenderlos? Estas son preguntas que conviene responder ahora y no después. Porque entonces, cuando llegue ese momento, esa decisión no tan clara; tal vez no tengas tiempo de ponerte a pensar en todo esto.

3 comments:

numero equivocado said...

ninguna moral es foolproof

yo pienso que no es tanto que vengamos maleados, si no que tanto estamos dispuestos a poner nuestra sobreviviencia por debajo de la de los demas... de ahi salen muchos problemas..
yo no se que haria si me quisieran mandar a la guerra, creo que despues de meditar mi suerte y hacer unas cuantas locuras, tomaria cual fuere la penalizacion por ser una desertora
es como dijo no se quien
murder under the cloak of war is still murder
pero pues asi soy yo
y de buenas que mis ideales si coinciden almenos en ese caso
soy
provida (con sus limitaciones)
contra la pena de muerte
en otros para ciertas cosas o casos, coinciden y luego se contradicen..
es dificil

Fede Fiesta said...

Así es, no hay o no conocemos una moral "absoluta"; pero creo que siempre es bueno tener aunque sea levemente en claro para donde apuntamos.

Y pues de ir a la guerra, como dijo Ali, "I ain't got not quarrel with the VietCong" jajaja

D Topete said...

Este post también es muy interesante =)

Pienso que una persona que tiene sus principios morales bien establecidos, sin importar en qué circunstancias excepcionales se encuentre, no importa si lo ven o no lo ven, no importa si alguien se entera eventualmente o no, él siempre tomará la decisión adecuada, porque antes de rendirle cuentas a alguien más se rinde cuentas a sí mismo. Antes de respetar y valorar a otros se respeta y sabe apreciar el valor de su propia integridad.