Wednesday, October 7, 2009

So, we are indeed growing up huh?

Escribir dos entradas en un mismo día es, para mí, sumamente inusual. Sin embargo las cosas hay que tomarlas como vienen y creo que este extraño aire de cambio amerita una segunda aportación al blog el día de hoy.

Es la verdad. Independientemente de la existencia del tiempo, las cosas cambian y los niños crecen. Nosotros solíamos ser esos niños. A veces es difícil darse cuenta, entre el caos y la tibieza de una rutinaria y bastante definida existencia. Simplemente vemos los días pasar en espera de otro “fin” más, otra fiesta, otro viaje, otro encuentro. El día es corto, pero el acumulado eventualmente es percibido en la siempre cambiante máquina de nuestra conciencia.

Todo mundo sabe que el tiempo pasa muy rápido; pero su velocidad es un tanto irrelevante. Lo que tampoco importa es su percepción; no. Lo realmente interesante de esta cuestión es ese cambio progresivo, constante y a veces tan sutil que pareciera imperceptible.

Hace un año me encontraba completando mis horas de servicio dando asesoría académica, tanto en una incubadora social como en el mismo campus. Era de esperarse que mis clientes más comunes fueran alumnos de primer a tercer semestre en áreas como matemáticas y física. Universitarios al fin, a penas arañando la mayoría de edad y con la motivación que te da un nuevo comienzo. Entonces te das cuenta que esos cinco años no han pasado en vano. Los ves, y más allá de las ecuaciones, leyes y problemas básicos de ingeniería; te das cuenta que has cambiado. Que hubo un camino recorrido del cual no hay forma de evitar sus múltiples enseñanzas. Y tal vez, este sea el meollo del asunto.

“¿24? Ah sí, nuestro maestro de mate tiene más o menos tu edad”

¡JA! Las cosas de la vida. El cambio es severo, si hay una diferencia. A veces muy muy marcada. Pero la cuestión es así. Sin embargo, aún estudiando, a veces uno menosprecia la intervención de los años y ese aroma “progresivo” de avance. Esa automática función adaptiva que transforma la novedad en hábito y los sentimientos en rutina.

Y que quede claro que nada de esto es trágico, triste o negativo. Es simplemente extraño, no en el hecho; pero en su realización. Y la vida sigue, la fiesta continúa y todo se mueve, cambia y progresa, no fuera, sino dentro de uno mismo. Y en consecuencia, esa realidad propia y ajena es alterada poco a poco.

Recientemente un amigo muy querido contrajo “nupcias”. Algunos de ustedes los conocen como Kab, “el hermitaño de almas” (this has to do with tequila and stuff) y pues la sorpresa fue mayor. No en el evento; pero si en el preludio de éste. “Se nos casó muy chavo”, se comenta por ahí; pero, ¿realmente son así las cosas? Puede que sí, puede que no. El caso es que ves el desfile de rituales sociales y te pones a pensar en dónde te encuentras y que es lo que ha sucedido para que estés ahí. Lo que viene es lo de menos, y ya habrá tiempo suficiente para ponderarlo en su momento.

Hoy, otro amigo más parece haber dado ese mismo paso. Y en el caso de ambos, siento una enorme alegría, un sentido de finalidad y de alguna forma una pertenencia colectiva de avance. Toda esta cuestión es la que finalmente te deslumbra hoy martes (ya miércoles) y pone la pregunta del título en perspectiva. Porque verdades hay muchas, y la cuestión es admitirlas por lo que son y en lo que se presentan.

Y no es el hecho de una boda, o dos o tres o cien, en donde te das cuenta. Esa cuestión no es para nada el fin o el resultado directo de ese crecimiento personal. Es simplemente algo que se coloca en esa línea del tiempo como cualquier otro evento sublime o mundano de ésta vida. Pero es lo que existe detrás lo que a final de cuentas desencadena estos pensamientos. Es el hecho de comprender el origen de esos sentimientos y entender que el cambio es parte inherente de la realidad propia y ajena. Un segundo y un año siguen el mismo procedimiento para modelar lo que eres y serás. No importa si te das cuenta de ello o no, es algo que acontece en un plano más allá de nuestro control.

Nada de esto se encuentra escrito, regulado o reglamentado. No hay puntos de inflexión definidos ni plazos generalizados. Esto es acerca del ritmo, de la harmonía y la melodía de tu avance diario. Pero tampoco es una cuestión automática. El metrónomo sigue marcando los pasos, aunque los des o no; y esta canción aún es joven, incompleta y de una u otra forma, improvisada. Pero tocar notas al azar no siempre compensa por los cambios de ritmo, aunque la evolución sea permanente.

No les voy a decir que salgan a la calle y vivan todos los días como si fuera el último de si vida. Tampoco les voy a decir que aprovechen cada segundo pues la vida se acaba rápido. Esos lugares comunes tan detestables atienden a un positivismo desorientado; como a un tipo de pánico existencial. Ritmo señores, ritmo. Lo que sí les voy a decir es que nunca cierren los ojos al avance del tiempo. Puede que la gente no cambie, pero ustedes sí.

5 comments:

Frech said...

FEDE!!! NOS ESTAMOS VOLVIENDO VIEJOS!!!

chingada, pinche gente.

Kyuuketsuki said...

Yo también siento a veces que el tiempo pasa demasiado rápido...

Unknown said...

INDEED WE ARE GETTING OLDER!!!

At least on the inside outside we still look like kids!

DANG!!!

Pinkrobot said...

esto se puede resumir en dos palabras: ESTAS RUCO

tu reloj biológico está avanzando y como que te vas a quedar para vestir santos :P

ni modo hermano, pero si te sirve de consuelo, algún día yo estaré atravesando tu crisis y mis amigos empezarán a casarse y entonces tu ya estarás verdaderamente viejo :P

Fede Fiesta said...

Frech: Indeed, pero eso es con boda o sin boda jeje

Kyuukestuski: Que bueno verle por estos lados, aunque se le vaya el tiempo :P

Hoolie: No entendi la neta jeje, pero por lo menos yo, si me veo super chavo lolololol

Pinkrobot: jajaja te falta poco chava... te falta poco. Ya te veré en tu crisis de adulto joven.