Es divertido pensar en casualidades, el azar y cuentos de hadas. El imaginar acontecimientos reales pero a su vez ficticios. El jugar con la realidad de un pasado inexistente y un futuro inalcanzable. Todo ello mientras se desperdicia un presente puro y lleno de posibilidades.
Muchos de estos rostros no los volveremos a ver jamás. Recordaremos esa última mirada y esa ordinaria situación por algunas semanas; pero pronto, el torbellino de lo cotidiano borrará todo indicio de relevancia a ese efímero momento.
Las decisiones que tomamos nos llevan por ahí en un barco de humo y nubes por un río que todo mundo ha recorrido ya. Las opciones terminan eligiéndonos a nosotros y al final nos dejamos llevar por el caos de un orden sin explicación.
Siempre habrá mil razones para no hacer algo. Lo ridículo, lo improbable, la inesperado, los triste, lo estúpido. Y la cuenta aumenta, y las justificaciones se repiten; pero las olas del mar continúan haciendo ruido, la lluvia solo se deja caer y el viento no corre porque prefiere jugar.
0 comments:
Post a Comment