Hay veces que veo mi vida como una extraña fotografía. Veo el comedor de mi casa... las cortinas de mi ventana... y los tenues colores del exterior y por un segundo me siento fuera de mí. Me siento como un espectador más en un extraño y viejo programa de televisión.
Me siento desconectado de todo lo que soy. Confundido por mis propias acciones y perdido en mis propios sueños. Me siento como más claro y a la vez más opaco. Tráslucido y ligero; pero intranquilo. Como si todo lo que tenía planeado estuviera destinado a no suceder.
Es extraño, pero siento un terrible sentido de tragedia por mi futuro. Una nostalgia injustificada de cosas que todavía ni siquiera suceden, un deseo muy profundo de no hacer nada más que seguir recorriendo ese brillante camino tan aburrido y común que todos conocen ya.
Ya no es cansancio... no sé lo que sea. Pero cada vez siento que tengo menos material con que trabajar...
Me siento desconectado de todo lo que soy. Confundido por mis propias acciones y perdido en mis propios sueños. Me siento como más claro y a la vez más opaco. Tráslucido y ligero; pero intranquilo. Como si todo lo que tenía planeado estuviera destinado a no suceder.
Es extraño, pero siento un terrible sentido de tragedia por mi futuro. Una nostalgia injustificada de cosas que todavía ni siquiera suceden, un deseo muy profundo de no hacer nada más que seguir recorriendo ese brillante camino tan aburrido y común que todos conocen ya.
Ya no es cansancio... no sé lo que sea. Pero cada vez siento que tengo menos material con que trabajar...
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