Monday, February 7, 2011

Sunset at the invisible beach

Aquí estoy una vez más, con todos mis secretos esparcidos en alguna calle de la cual no recuerdo su nombre. Es triste cuando lo único que completa la imagen de ti mismo tiene que ver con antiguos ensayos de novelas no publicadas pero ya bien conocidas.

Cuando revelas a alguien ese dato tan problemático de tu vida en un par de oraciones, es difícil el comprender lo mucho que has perdido. La ambigüedad del lenguaje hablado es torpe y titubeante. No es posible, al menos para mí, esconder ese espectro de múltiples significados y visiones en una oración burda y mundana de la comunicación diaria.

No es que me arrepiente de decir aquello que siento, sino que me avergüenza que no sea comprendido con la intensidad, claridad y color de la imagen con lo que yo lo veo. Me molesta no poder expresar la imagen completa, la idea en su totalidad, el sentimiento tal y como se presenta en mí y en todos ellos.

Aún así, el compartirlo es potencializarlo. El mencionarlo, es hacerlo una tanto realidad. El darlo a conocer es el poner de manifiesto un plan de existencia; y sobre todo, de convivencia. Sea cual sea el caso, la ilusión del tiempo continua; y las opciones de vida se multiplican al mismo tiempo que van desapareciendo…

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